Si bien en estos tiempos de pandemia, sin gente en las canchas, la condición de local tiene un peso absolutamente relativo y así se dan muchos partidos en los que triunfan los visitantes, la campaña de Eduardo Domínguez, en general y desde que llegó la primera vez a Santa Fe, jugando fuera del Brigadier López, ha sido notable. Por torneos de Afa, ya sea Superliga, Copa de la Superliga y Liga Profesional, Domínguez dirigió a Colón en 30 partidos de visitante, de los cuáles ganó 13, empató 7 y perdió 10, sacando así 46 puntos sobre 90, lo cuál le otorga una eficacia del 51,10 por ciento de los puntos que puso en juego de visitante.
Además, su equipo ganó el 43 por ciento de los partidos que jugó afuera de Santa Fe. Y en este retorno, contabilizando la victoria en cancha de Rosario Central en la primera y única fecha de la Copa de la Superliga, antes de la cuarentena, disputó cuatro partidos, de los cuáles ganó 3 y empató 1. Si se hila fino, el único partido que no ganó fue el que jugó en cancha de Independiente y que terminó 1 a 1 con el local. ¿Por qué no lo ganó?, porque en tiempo de descuento, Silvio Trucco le otorgó un penal que Olivera remató y detuvo el arquero del Rojo.
Más allá de eso y corroborando el viejo concepto de que el fútbol no sólo es la dinámica de lo impensado, sino que además es un deporte en el que la lógica, afortunadamente, no existe, es posible que el mejor partido, en cuánto a juego, lo haya disputado en su cancha y contra Independiente, justamente el único partido que Colón perdió en este retorno de Domínguez, donde ha cosechado el 76 por ciento de los puntos que disputó. Los números gobiernan el mundo y el fútbol no está alejado de ello. El rendimiento y la eficacia que ha tenido Colón, con Domínguez, le permitió salir a flote de un pasaje muy negativo que se dio entre finales del año pasado y comienzos del actual, con el alejamiento de dos entrenadores: Pablo Lavallén y Diego Osella.
Fuente: El Litoral