Inicio Liga Santafesina A los 36 años, Andrés Formento decidió retirarse e iniciar su carrera como DT

A los 36 años, Andrés Formento decidió retirarse e iniciar su carrera como DT

by Luciano Villarroel

Adiós a las canchas. Dueño de la pelota y rompe redes por naturaleza, Andrés Formento, con 36 años y goleador en varias oportunidades de los torneos liguistas, se alejó del fútbol y ahora se dedicará a trabajar como DT. Hoy, dando sus primeros pasos en la reserva de Cosmos FC, analizó su pasado como jugador profesional en los distintos clubes donde le tocó estar.

-¿Cómo comienza esta historia de un goleador que rompió las redes de los arcos durante más de 20 años?

-Recuerdo una infancia que me encantaría volver a vivirla. Comencé a los cuatro años y medio en mi amado club La Perla del Oeste de Recreo Sur, donde tuve mi DT favorito, José Azoge (Fuma, para los amigos). Lo recuerdo como una persona que me marcó mucho en lo humano, en lo futbolístico y me permitió forjar cimientos que con el tiempo fueron siendo cada vez más fuertes hasta construir lo que finalmente conseguí como jugador.

-En Colón, ¿el sueño del pibe se cumplió?

-Con apenas 10 años fui a Colón de Santa Fe. Compartí hermosos momentos con muchos jugadores, entrenadores, de los cuales aprendí mucho y saqué algo positivo de cada uno. Recuerdo mi llegada con la ilusión de algún día poder cumplir el sueño de todo pibe. Ese momento llegó de la mano de un gran entrenador como Alfio Basile. Ese equipo de Colón jugaba muy bien y era muy complicado para un juvenil debutar, fue así que contra Banfield, en la cancha del barrio Centenario, debuté y fue algo que jamás olvidaré. Fue emocionante. Después, lastimosamente, cuando Basile dejó el club, a los pocos meses mi destino cambió del día a la noche. Fueron momentos muy difíciles en lo emocional, de haber sido capitán, goleador en reserva y debutar en primera, a jugar en Liga a los seis meses de haber firmado el contrato profesional.

-Superado ese mal momento, ¿cómo siguió tu carrera?

-Fue todo rápido. Jamás bajé los brazos y fue ahí donde más fuerte me entrené. Llegó el momento donde debía firmar contrato y me dejaron libre. No fue nada fácil para mi recibir esa noticia, aunque interiormente sabía que eso pasaría, y pensar que a los 15 años tuve la posibilidad de ir al Manchester City y elegí quedarme porque era lo que soñé siempre.

-Y después….

-Todo quedaría rápidamente atrás porque de la mano de mi representante Julio Di Meola y el proyecto Crecer, tendría la posibilidad de viajar a Portugal para radicarme un año en Lisboa y así poder comenzar esta hermosa carrera en un plano internacional, la misma que me fue llenando de satisfacción. La verdad que viví momentos inolvidables en todos los aspectos, aunque no siempre las cosas salieron como lo pensaba o esperaba. En mi primer año en el exterior jugué en Atlético Portugal, equipo de la Segunda División. Después, regresé a Argentina para jugar el Nacional B en Tiro Federal, siguiendo por PSMS Medán de Indonesia, donde compartí plantel con Gustavo Chena y salimos subcampeones, clasificando al club por primera vez en la historia a la Champions de Asia. Más tarde, saliendo de Indonesia, me trasladé a España para jugar en la ciudad de Murcia, luego me fui al fútbol alemán, donde aprendí muchísimo y fue para mi el fútbol más competitivo que me tocó vivir. Allí, los entrenamientos se vivían como una final, no fue nada fácil adaptarme pero pude disfrutarlo tres años y medio. Después, llegó el momento de trasladarme a Colombia, más precisamente a la hermosa ciudad de Armenia para jugar en Deportes Quindio. A ese club, junto a sus hinchas, les estoy muy agradecido por el trato y por haberme hecho sentir como en mi casa. Rápidamente dejé Colombia para irme a Venezuela y vivir en Caracas, una ciudad nada fácil. Ahí jugué en el actual Deportivo La Guaira, anteriormente Real Essport. Finalmente, dejé Venezuela para trasladarme a Perú para jugar en Sport Huancayo clasificando a la Copa Sudamericana y mi último club como profesional fue La Equidad de Colombia, donde compartí dupla en la delantera con Wilson Morelo. Después tomé la decisión de volverme sabiendo que todo podía terminar.

-¿Qué balance hacés de estos últimos años en el exterior?

-Fueron años inolvidables. La verdad es que pasé momentos que pude disfrutar como jugador y me sirvieron para ir formándome como profesional para lo que se venía en mi preparación como DT. En síntesis, fueron 10 años hermosos jugando como profesional pero sabía que algún día se terminaría.

-Y llegó el día del regreso…

-Regresé a la Argentina pensado que podría tener suerte, pero nada de eso pasó. Con 30 años cumplidos, ya no era más un jugador profesional. Fue un puñal en el alma que jamás se digiere. El jugador de fútbol siempre, interiormente, se siente jugador, pero el tiempo pasa y la vida continúa. Sentí que todo ese tiempo había hecho un esfuerzo gigante y un sacrificio enorme, y que ya había quedado atrás.

-¿Cómo se explica esa pasión?

-Se vive así. Se siente. Se abraza. Como digo siempre, no hay cosa más linda en la vida que te paguen por hacer lo que amás.

-Ya con los botines en el baúl de los recuerdos, ¿cómo sigue tu vida?

-Hoy mi vida cambió y estoy dedicado a la pequeña empresa de construcción junto a mi viejo. Entendí que nada de lo que había hecho fue tanto sacrificio como el de levantarse todos los días a las 5.30 para ir a trabajar. Siempre tuve los pies sobre la tierra y seguramente muchas veces me he equivocado, pero ser futbolista fue un sueño hecho realidad, sé que fueron más las malas que las buenas, pero lo disfruté mucho y lo viví con el alma.

-¿Cómo fue el cierre?

-De regreso a Santa Fe, me fui a jugar a la competitiva Liga Santafesina de Fútbol y la verdad que no me arrepiento de nada. Fue maravilloso ya que fui dirigido por el “Flaco” Tobaldo, una persona que quiero y aprecio mucho. Además como la frutilla del postre, pude compartir una cancha con mi hermano Eduardo. Después, con el paso del tiempo, y sabiendo que esto estaba llegando a su fin, me llamaron de San Carlos para formar parte de Argentino, lugar que acepté con gusto porque estaba “Pancho” Ferrero, un gran DT y buena gente.

-Ahora sí, llegó el final…

-Sí, Cosmos FC fue la última camiseta que vestí. Ahí estaba un amigo de la vida, Leandro Birollo, una persona que estuvo conmigo en aquellos años difíciles donde lloré mucho por lo que me tocaba vivir en Colón. Siempre digo que soy un agradecido a los dirigentes de La Perla, de Argentino y de Cosmos FC, todos en la misma dimensión me trataron de excelente manera y por eso aprovecho para hacerles llegar un fuerte abrazo.

-Con toda esta experiencia cosechada a los largo de tantos años, ¿el futuro es con un buzo de entrenador?

-Si, todos estos años vividos me dejaron mucho en formación humana y profesional, para eso tuve que equivocarme en varías oportunidades y siempre supe que todo en la vida pasa por algo. El tiempo te hace entender y analizar cada momento.

-¿La familia fue ese pilar fundamental en la formación de un jugador de fútbol?

-Lo más importante de todo fue siempre mi familia. Mi mujer estuvo conmigo siempre en todos los viajes, apoyándome y dándome fuerza. Mis viejos qué decir, ellos me enseñaron a ser fuerte y me decían que había que hacer sacrificios para lograr la meta. Mis hermanos son mi felicidad. Hoy solo puedo agradecer a Dios por la hermosa familia que tengo y poder disfrutar de mis hijos en el mismo barrio que me crié.

Fuente: El Litoral

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