A las 9 de la noche de un día de octubre en Polonia, la jornada está terminada. Incluso, aunque seas una estrella del Norwid Czestochowa de “la Premier League” del vóley. Sin embargo, Luciano De Cecco se decide a estirarla un poco más para charlar con Rosario3 (escuchá la nota en DLR) y sentirse un poco más cerca de su querida Santa Fe, ciudad en la que el mejor voleibolista de la historia de nuestro país ostentaba sus pósters con jugadores de básquet pegados en la pared de su habitación. Pocos rastros quedan en su pieza (porque así se le decimos acá) polaca de todo aquello: «Tenía una foto del Puente Colgante. Pero bueno, lo tengo tatuado en las costillas. Así que eso de Santa Fe lo llevo siempre conmigo. Y en la mitad de la pared que yo compartía con mi hermana, en ese departamento chiquito, no tenía nada de vóley. Nunca tuve nada de vóley».
Hace menos de 7 grados y el resfrió es un obstáculo para su comodidad, pero no se amedrenta. Le hace frente como a los mejores armadores del mundo, contra los que compite cotidianamente: “Yo miraba mucho NBA y cuando Magic Johnson fue a Rosario fui a verlo y tuve la oportunidad de estar cerca y tocarle la espalda. Creo que esa fue una de las mejores cosas que me pudo haber pasado cuando era chico. Aparte, ir con mi viejo que es basquetbolista, una pasión increíble. Después estar en los partidos de la selección argentina de básquet, tuve la suerte de poder conocer a Delfino, de crecer con él, con la familia. Después conocer a Ginóbili, a Scola, ser amigo de Campazzo y Laprovittola; también de otros deportes, de los hermanos Simeone, de un montón de Leonas, de haber compartido tanto, es mucho más de lo que uno podría imaginarse”.
Cuándo notó que era el mejor armador del mundo
«Creo que nunca. Me parece que si uno se da cuenta, después termina cayendo. Yo siempre dije que quería ser deportista. Siempre dije que quería ser alguien, en una época en el básquet, después lo transformé en el voley. Traté de que el esfuerzo que hago o hice tuviera una recompensa, pero no económica, sino poder jugar en diferentes lugares, poder vivir del deporte, vamos a decir entre comillas, porque no es que todos viven del deporte. No es que somos jugadores de fútbol. Vamos a ser claros. Nosotros podemos ganar en un año lo que es un jugador de fútbol gana en medio mes o una semana. Pero sí, siempre quise ser alguien en el deporte. Para mí es muy difícil ir y fracasar. Entonces quería tratar de que eso no pase. A mí, ser el mejor de la historia, la verdad me tiene sin cuidado. Eso lo dejo a ustedes, los periodistas. Al final de cuentas lo que más importa es la percepción que yo tengo de mí mismo. Disfruté, aprecié y aproveché la oportunidad que me dio mi talento, que me dio la selección, que me dieron los entrenadores. Y traté de ser el mejor Luciano voleibolista y el mejor Luciano persona que pude. Yo creo que la chapa es algo que es pasajero, momentáneo y está bueno que queden los recuerdos. Sí, que sea una motivación para otro que quiera llegar a donde llegué yo». Hizo una pausa para cambiar de tema, tal vez para estornudar porque el resfrío no lo soltaba. Pero quiso agregar: “Yo nunca me creí que fue el mejor, no creo ser el mejor y creo que nunca fui el mejor. Eso no quita que me exija a mí mismo, para tratar de ser el mejor luchador posible, dentro de lo que yo soy capaz de hacer”.
Su futuro
De Cecco jugó su sexto mundial con 37 años y sabe que el final no está tan lejos, pero se muestra indubitable: «Me veo fuera del deporte. Es solamente perder el tiempo en Argentina. Estoy muy convencido que me voy a dedicar a otra cosa. Aunque yo digo, nunca digas nunca. Querer ser alguien en el deporte argentino es muy difícil y mucha gente queda en el camino. La verdad le dediqué mucho tiempo al deporte. Entonces prefiero hacer cosas que me hagan feliz. Recuperar, entre comillas, tiempo perdido con la familia y hacer algo productivo con mi vida, seguramente.
La presión y la depresión
Hace un tiempo, la noticia de que el exitoso jugador por entonces del Modena italiano había pasado por un proceso de depresión. Cómo juega en él lo que de él se espera. Cuánto valora sus logros. «Trato de tener la tensión alta todo el tiempo porque una vez que me baja me agarra fiebre, me enfermo, es normal para mí. Jugando 10 meses al año es muy difícil que me baje. Últimamente, la bajo estando de vacaciones, pero trato siempre de hacer algo porque si no la paso mal. El único momento que me bajó la tensión fue post-Tokio (Juegos Olimpicos 2020). Hay jugadores que saben manejar la presión y jugadores que la necesitan. Y jugadores que no la tienen. Que juegan, viven tranquilos y lo toman de otro lado. Y creo que los buenos grupos se construyen con empatía» De Cecco no tiene problemas en recordarlo para que le sirva a quién lo necesite: “Tuve la suerte de salir bien, sin problemas. No hice nada raro y creo que puedo decir que salí de una adversidad”.
Fuente: Alejandro Mangiaterra / Rosario 3